La Perez-illa de Navarro

En un bosque muy tranquilo, vivía la pequeña Perezilla. Creció entre árboles, comiendo cuando quisiera sus hojitas. Dormía bajo los cálidos rayos del sol, bajo las eternas lunas, sintiendo la brisa del viento, oyendo las (deliciosas) hojas moviéndose a todo su alrededor.

Poco a poco, el bosque fue disminuyendo; poco a poco, se llenaba más y más el aire de ruidos extraños. Poco a poco, menos y menos árboles quedaban. Menos árboles y menos de sus preciadas hojitas.

Como Perezilla llevaba una vida tan tranquila, solo tenía que bajar de sus queridos arbolitos cada cierto tiempo. En una de sus excursiones, la descubrieron y, como no pudo regresar rápido a su árbol, se la llevaron en un camión.

Ahora vive en un nuevo árbol, rodeada de muchos más árboles, con muchas opciones diferentes en su menú de hojas. Ahora vive en un nuevo árbol, rodeada de nuevos vecinos: ardillas y felinos, pájaros e insectos, de vez en cuando una persona que pasa cerca. Ahora se oye nada más el viento que mueve las hojas y le acaricia su pelo.

Perezilla dejó su hogar de siempre, para ir a una nueva montañita, un nuevo hogar donde comer, dormir y ser feliz.