Cuenta la leyenda maya que, hace mucho tiempo, en una pradera acariciada suavemente por la luz del atardecer, una hermosa mujer descansaba junto al arroyo, vestida de hermosas plumas. Se trataba de Zulu, la diosa del sol, quien había caminado largo tiempo, hasta que sus pies se cansaron y se vio obligada a sentarse a recuperar fuerzas. Su estómago crujía y a su alrededor no había más que hierba; la luna se asomaba gloriosa en el cielo ya oscuro.
Zulu miró a su izquierda y, caminando por el río, observó una coneja que había salido de su madriguera para cenar. La diosa se acercó a la coneja y preguntó qué comería. Bonnie ofreció un poco de zacate a Zulu, quién explicó que no era algo que pudiera comer y que pronto moriría de hambre. La humilde conejita se ofreció como alimento para Zulu, a lo que la diosa contestó conmovida:
"Tal vez seas solo una conejita pero ahora todo el mundo te recordará para siempre."
Dicho esto, la tomó en sus manos y la alzó bastante alto - lo suficiente para que Bonnie abrazara la luna y dejara su sombra plasmada contra ella.
"Ahora tienes un retrato eterno", clamó la diosa mientras se transformaba en una serpiente emplumada y partía hacia el sol, ya que este acto de bondad le había devuelto las fuerzas necesarias para regresar al cielo.
Bajo este concepto es que la diseñadora costarricense Moma Zúñiga desarrolla su colección, teniendo siempre en cuenta detalles minuciosos, textiles y colores hechos a mano, inspirados en la leyenda. Además genera un juego con las prendas y su versatilidad.